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España encabeza el ranking de consumo de psicofármacos siendo los factores psicosociales un de las principales causas de las bajas laborales
Raquel Baños. ¿Estamos, de algún modo, tratando de adormecer el malestar social de un trabajador que cobra 1080€/mes y “le sobra mucho mes al final del sueldo” vía psicofármaco? ¿Hemos medicalizado los problemas de la vida? ¿Preferimos culpar a Mercurio retrógrado? Si puedes y quieres, responde las preguntas con el corazón en una mano y el cerebro en la otra.
Baja laboral y Factores psicosociales.
Una Sanidad pública bajo mínimos y factores psicosociales como mero cumplimiento de “cumploymiento” en muchas organizaciones, aún siendo los éstos uno de los principales factores causantes de las bajas laborales en este país, quizás no ayuden mucho para tratar la salud mental de otra manera que no sea vía psicofármaco. Consultas de 30 minutos cada 2-3 meses, hacen que esta vía sea un alivio al sufrimiento y así es, entre otros factores, como la medicalización de los trabajadores y los no trabajadores está a la orden del día.
España a la cabeza del ranking de consumo de psicofármacos.
España encabeza el ranking con más de 2.5 millones de personas consumiendo psicofármacos. En 2021 la venta de antidepresivos y ansiolíticos creció un 6% y un 4% respectivamente, pero
– ¿Es la medicación la única solución a la depresión y para la ansiedad?
– ¿Es la medicalización de los trabajadores necesaria para tapar y adormecer el malestar social existente en los lugares de trabajo?
– ¿Es necesario medicalizar los problemas de la vida?
– ¿Alguna vez te lo has planteado?
Nos presionan con: come sano y saludable, sonríe a cámara y toma la mejor foto rodeado de amigos. Como si no supieras lo que es la soledad impuesta, la no deseada, mete filtros, puesto que nadie te va a querer si tienes arrugas o bolsas en los ojos o 10 kg. de más.
Haz deporte. Haz deporte, insisto, hazlo porque es sano, tanto si te gusta como si no el pádel. Nos da igual practicar pádel, que en la organización hemos firmado un contrato con una profesora, y si no vas, no estás colaborando con la vida sana y saludable de la organización. Haz deporte o te apuntamos en la excel de los “no asistentes”. Y después toma fotos, sonríe de nuevo y las subes a redes sociales etiquetando a tus compañeros para dar más visibilidad. Bajo ningún concepto puedes estar triste o pasando una mala racha, bajo ningún concepto muestres que eres un ser humano, no seas looser. Olvida que la tristeza es una emoción primaria que, aunque incómoda, cuando no supone patología, te da la oportunidad de superar pérdidas, decepciones, fracasos….
La tiranía de la felicidad.
Y mientras las vidas perfectas aumentan en RRSS y se ejerce la tiranía de la felicidad, el número de consultas, terapias y consumo de psicofármacos va en aumento. Algo no encaja, ¿No?
Trabajemos pues, con intervenciones psicosociales tempranas, programas de prevención que fomenten la promoción de la salud mental y no con meros trámites en las organizaciones de “cumploymiento”.
Si lo piensas, en el fondo, casi es mejor culpabilizar o responsabilizar a mercurio retrogrado de todos nuestros males y no asumir ni una pizca de nuestra autorresponsabilidad ni en la sociedad, ni en nuestras vidas. Después subes una foto a IG sonriendo y vestido con ropa deportiva, sigues igual de jodido, perdón por la expresión —aunque no fue lapsus linguae—, pero como que ya encajas en la sociedad irreal que estamos construyendo y de paso te autodestruyes un poco más al no permitirte sentir.
Por supuesto, continuas con tu vida narcisista —esa que te están induciendo constantemente a comprar—. Ya sabes: “primero tú, luego tú y después tú”. Como si vivieras aislado del mundo y tu comportamiento y acciones no influyeran en nada ni en nadie. Y así es como acabarán los de esa línea narcisista y radical que dista del autocuidado: aislados y solos. Algo que, sin duda, como animales sociales que somos, pasará altas facturas en sus vidas y en su salud mental.
Para concluir, quiero matizar que el objeto del artículo no es, ni mucho menos, tal como habréis podido comprobar, la demonización de los psicofármacos.